Dios te está llamando a pensar y a encontrarte tanto con el mundo como contigo mismo de una manera diferente, sabiendo que Jesús ha vencido verdaderamente al pecado y a la muerte.
Tal vez la afirmación más profunda y sorprendente del cristianismo se centra en el hecho de que Jesús de Nazaret murió en una cruz, fue sellado en una tumba y tres días después, ya no estaba allí.
Cuando Jesús enseñaba en el templo, dijo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida" (Jn 8, 12).